Publicado originalmente en El País Estos son sus seis consejos principales para sentirse afortunado y contento: 1. Perdone sus fracasos. Es más: ¡celébrelos! "Al igual que es inútil quejarse del efecto de la gravedad sobre la Tierra, es imposible tratar de vivir sin emociones negativas, ya que forman parte de la vida, y son tan naturales como la alegría, la felicidad y el bienestar. Aceptando las emociones negativas, conseguiremos abrirnos a disfrutar de la positividad y la alegría", añade el experto. Se trata de darnos el derecho a ser humanos y de perdonarnos la debilidad. Ya en el año 1992, Mauger y sus colaboradores estudiaron los efectos del perdón, encontrando que los bajos niveles de este hacia uno mismo se relacionaban con la presencia de trastornos como la depresión, la ansiedad y la baja autoestima. 2. No dé lo bueno por hecho: agradézcalo. Cosas grandes y pequeñas. "Esa manía que tenemos de pensar que las cosas vienen dadas y siempre estarán ahí tiene poco de realista". 3. Haga deporte. Para que funcione no es necesario machacarse en el gimnasio o correr 10 kilómetros diarios. Basta con practicar un ejercicio suave como caminar a paso rápido durante 30 minutos al día para que el cerebro secrete endorfinas, esas sustancias que nos hacen sentir drogados de felicidad, porque en realidad son unos opiáceos naturales que produce nuestro propio cerebro, que mitigan el dolor y causan placer, según detalla el entrenador de easyrunning y experto corredor Luis Javier González. 4. Simplifique, en el ocio y el trabajo. "Identifiquemos qué es lo verdaderamente importante, y concentrémonos en ello", propone Tal Ben-Shahar. Ya se sabe que "quien mucho abarca, poco aprieta", y por ello lo mejor es centrarse en algo y no intentarlo todo a la vez. Y no se refiere solo al trabajo, sino también al área personal y al tiempo de ocio: "Mejor apagar el teléfono y desconectar del trabajo esas dos o tres horas que se pasa con la familia". 5. Aprenda a meditar. Este sencillo hábito combate el estrés. Miriam Subirana, doctora por la Universidad de Barcelona, escritora y profesora de meditación y mindfulness, asegura que "a largo plazo, la práctica continuada de ejercicios de meditación contribuye a afrontar mejor los baches de la vida, superar las crisis con mayor fortaleza interior y ser más nosotros mismos bajo cualquier circunstancia". El profesor de Harvard añade que es también un momento idóneo para manejar nuestros pensamientos hacia el lado positivo, aunque no hay consenso en que el optimismo llegue a garantizar el éxito, sí le aportará un grato momento de paz. 6. Practique una nueva habilidad: la resiliencia. La felicidad depende de nuestro estado mental, no de la cuenta corriente. Concretamente, "nuestro nivel de dicha lo determinará aquello en lo que nos fijemos y en las atribuciones del éxito o el fracaso". Esto se conoce como locus de control o 'lugar en el que situamos la responsabilidad de los hechos', un término descubierto y definido por el psicólogo Julian Rotter a mediados del siglo XX y muy investigado en torno al carácter de las personas: los pacientes depresivos atribuyen los fracasos a sí mismos, y el éxito, a situaciones externas a su persona; mientras que la gente positiva tiende a colgarse las medallas, y los problemas, "casi mejor que se los quede otro". Sin embargo, así perdemos la percepción del fracaso como 'oportunidad', que tiene mucho que ver con la resiliencia, un concepto que se ha hecho muy popular con la crisis, y que viene prestado originariamente de la Física y de la Ingeniería, con el que se describe la capacidad de un material para recobrar su forma original después de someterse a una presión deformadora. "En las personas, la resiliencia trata de expresar la capacidad de un individuo para enfrentarse a circunstancias adversas, condiciones de vida difíciles, o situaciones potencialmente traumáticas, y recuperarse saliendo fortalecido y con más recursos", afirma el médico psiquiatra Roberto Pereira, director de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar. Cada vez parece más claro que la nueva fiebre del oro no tiene que ver con hacerse millonario ni con encontrar la fuente de la eterna juventud. El tesoro más codiciado de nuestros tiempos es atesorar felicidad, un concepto abstracto, subjetivo y difícil de definir, pero que está en boca de todos. Incluso es materia de estudio en la prestigiosa Universidad de Harvard. Durante varios años, algunos de los estudiantes de Psicología de esta universidad americana han sido un poco más felices, no solo por estudiar en una de las mejores facultades del mundo, sino porque, de hecho, han aprendido a través de una asignatura. Su profesor, el doctor israelí Tal Ben-Shahar, es experto en Psicología Positiva, una de las corrientes más extendidas y aceptadas en todo el mundo y que él mismo define como "la ciencia de la felicidad". De hecho, sostiene que la alegría se puede aprender, del mismo modo que uno se instruye para esquiar o a jugar al golf: con técnica y práctica. Aceptar la vida tal y como es te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas Tal Ben-Shahar, profesor de Harvard Con su superventas Being Happy y sus clases magistrales, los principios extraídos de los estudios de Tal Ben Shahar han dado la vuelta al mundo bajo el lema de "no tienes que ser perfecto para llevar una vida más rica y más feliz". El secreto parece estar en aceptar la vida tal y como es, lo cual, según sus palabras, "te liberará del miedo al fracaso y de unas expectativas perfeccionistas". Aunque por su clase de Psicología del Liderazgo ( Psychology on Leadership) han pasado más de 1.400 alumnos, aún así cabría hacerse la siguiente pregunta: ¿Alguna vez se tiene suficiente felicidad? "Es precisamente la expectativa de ser perfectamente felices lo que nos hace serlo menos", explica. Es de gran importancia elevar nuestros sentimientos y eso sólo puede ser dirigido mediante pensamientos positivos, ya que estos pensamientos van siempre a seer llenados de emociones de la misma vibración y repercuten directamente en nuestro cuerpo que absorbe los beneficios o el desgaste de estas vibraciones.
No se puede descartar directamente un pensamiento. Eso sólo se puede hacer sustituyéndolo por otro. Hay grandes leyes que gobiernan todo pensamiento , del mismo modo que hay leyes fundamentales en la química, la física y en la mecánica, por ejemplo.
Sabemos que el control del pensamiento es la Clave del Destino, y para aprender a controlar el pensamiento tenemos que conocer y comprender esas leyes, de la misma manera que el químico debe comprender las leyes de la química y el electricista debe conocer las leyes de la electricidad. Una de las grandes leyes mentales es la Ley de la Sustitución. Esa ley significa que la única manera de librarse de cierto pensamiento es sustituirlo por otro. No se puede descartar directamente un pensamiento. Eso sólo se puede hacer sustituyéndolo por otro. En el plano físico no ocurre así. Se puede dejar caer un libro o una piedra abriendo sencillamente la mano y soltando el objeto, pero en el pensamiento negativo, la única forma de conseguirlo consiste en pensar en algo positivo y constructivo. Es como si, digamos, para dejar caer un lápiz, fuera necesario poner una pluma, un libro o una piedra en su mano cuando el lápiz caiga. Si yo le digo: “No piense en la Estatua de la Libertad” ,usted, por supuesto, piensa inmediatamente en ella. Si usted dice: “ No voy a pensar en la estatua de la Libertad”, está pensando en ella. Pero tras pensar en la estatua, si usted se interesa por otra cosa, digamos, encendiendo la radio, se olvida de la Estatua de la Libertad. Ese es el caso de una sustitución. Cuando lo invaden pensamientos negativos,no los combata, sino piense en algo positivo. Piense preferiblemente en Dios, pero si en ese momento eso le resulta difícil, piense en alguna idea positiva o constructiva, y entonces el pensamiento negativo se disipa. A veces sucede que pensamientos negativos parecen asediarlo con tanta fuerza que no puede superarlos. Es lo que se llama un acceso de depresión, o de preocupación, o tal vez hasta un arranque de cólera. En ese caso, lo mejor es buscar a alguien con quien hablar de cualquier tema, o ir al cine, o al teatro, o leer un libro interesante, una buena novela, una biografía o una crónica de viajes, algo así. Si se sienta a combatir la marea negativa, el único resultado que obtendrá probablemente sea el de incrementarla. Preste atención a algo muy distinto , negándose resueltamente a pensar en la dificultad o a recrearla, y más tarde, después de que se haya alejado completamente del problema, puede regresar con confianza y afrontarla mediante un tratamiento espiritual. “Pero yo os digo, No resistáis al que es malo”.Mateo 5 39. Extracto, libro "Dale valor a tu vida" Emmet Fox. Por Emmet Fox
Quien hace algo de una manera que además de nueva es mejor, es dinámico. Quien hace crecer dos granos de trigo donde antes crecía uno solo, es dinámico. Quien crea un negocio exitoso que sirve al público y genera empleo para otros, es dinámico. Quien inventa algo útil es dinámico. Quien compone buena música, escribe excelente poesía , pinta bellos cuadros o esculpe hermosas estatuas, es dinámico. Quien cura de verdad es dinámico. Quien enseña con eficacia es dinámico. Cuando estas personas se marchan del mundo, el mundo es distinto a cómo lo encontraron. Washington cambió el curso de la historia, y usted puede cambiar la vida de una persona si la cura, la educa, o simplemente si la inspira con su propio ejemplo. Pero lo esencial es que, en el cuadro exterior, algo ha cambiado para bien. Hay gente tonta que se siente satisfecha si la consideran dinámica. Esas personas se sienten contentas sólo con fingir. Las complace gastar sus energías en las apariencias. Adoptan un aire de importancia y hablan con grandilocuencia – lo cual, necesariamente, conduce a cierta ambigüedad- sobre las maravillas que hacen o han hecho en un lugar y en un momento remotos. Son dados a exagerar las pequeñeces. Todo esto, claro, no es más que un engaño sofisticado y el opuesto de ser dinámico. El verdadero secreto de una personalidad dinámica consiste en creer que Dios trabaja a través de uno, sea lo que sea que uno hace, ponerse primero a Su servicio y sea tan sincero, práctico y eficiente como se pueda. Si uno ejecuta ese método, aunque sea por un período breve, se sorprenderá de los notables resultados que logrará, y descubrirá que se convierte en una persona verdaderamente dinámica. Brincar un servicio real es estar verdaderamente vivo. Extracto, libro "Dale valor a tu vida" Emmet Fox. “Por sus frutos lo conoceréis” Mateo 7:20. |
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