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Tienes un “Plan Divino de Perfección”, que es hacer, aprender y manifestar lo que te hace feliz; esto puede ser tu trabajo, si lo realizas del modo más satisfactorio. Si quieres ser bailarina, baila; si deseas pintar, pinta; si quieres dar masajes, sé un fisioterapeuta. Tú no tienes por qué estar haciendo nada que no te guste, que no quieras. En el nombre de Dios, afirma: “YO DECRETO MI PLAN DIVINO DE PERFECCIÓN PURO Y PERFECTO”. Con el poder de la mente, el sentimiento y el decreto, puedes manifestar tu “Plan Divino de Perfección”.
En las 70 encarnaciones del “Aula del Aprendizaje”, comenzamos a desarrollar el “Ser Interno” que todos llevamos dentro: el Rayo Azul de la Consciencia del Poder de Dios, el Rayo Dorado de la Consciencia de la Sabiduría y el Rayo Rosa de la Conciencia del Amor Divino. Esa Llama Triple de Consciencia es la esencia de Dios, y cuando se expresa en tu Ser, eclosiona y se rodea de una Luz igual a la del Sol; por eso, cuando vamos a meditar en el “Ser Interno”, visualizamos un “Sol de Consciencia”.
También aprendemos a perdonar, a tener “Amor Compasivo” y “Orden Divino” a través de la concienciación del “Rayo Violeta”, lo que permite cambiar actitudes mentales, sentimientos, decretos y acciones negativas, y dissolver el “mal karma”; porque tú no tienes por qué estar pagando karma ni sufrimiento en la vida; por el contrario, debes vivir con un máximo de bienestar.
Lo único que permite que seamos perdonados y que nos libera de lo negativo que sufrimos por merecimiento es perdonar; esto se logra de la siguiente manera, por medio de la práctica del “Yo Soy”: toma la lámina de la Presencia “Yo Soy”. En la parte inferior observa la personalidad, representada por la “Envoltura Física” que está rodeada por el “Fuego Violeta”, el cual transmute, disuelve y perdona lo negative. En la parte superior está el “Ser Divino” que tú eres, tu propio Espíritu, el “Yo Soy” o Dios mismo, tu “Chispa Divina”, que tiene tres grandes Aspectos: Voluntad, Sabiduría y Amor. El “Cuerpo Causal”, que se halla al centro, tiene los “Siete Aspectos de Dios”: Voluntad, Sabiduría, Amor, Pureza, Salud, Prosperidad y Perdón; estos son los Siete Rayos. Eso nos otorga una especie de varita mágica de poder que actúa junto con la mente, los sentimientos, los decretos y las actitudes, para cambiar lo negative en positivo. Esto no es fantasía.
Texto extraído del libro “Metafísica Avanzada” de Rubén Cedeño
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En Oriente, amados, como quizás lo saben, se da muy poca instrucción por medio de la palabra hablada. A lo largo de todo el curso de sus vidas, los discípulos son entrenados para vivir dentro del aura de su Maestro; por la proximidad con la mayor comprensión e iluminación de su Instructor, sus propias Llamas Divinas se expanden, su comprensión aumenta y la expansión natural se produce, a veces, sin que el Gurú y el chela hayan intercambiado verbalmente una sola palabra durante todo el curso de una encarnación.
Existen diversas escuelas de pensamiento en las cuales los individuos son entrenados en la práctica del silencio de la lengua, pero donde se descuida la disciplina de los pensamientos y sentimientos rumorosos. La disciplina, por lo tanto, es incompleta. La capacidad de silenciar la mente, calmar las sensaciones y relajar la forma física es lo que hace posible la plena conexión entre Dios (la Presencia "YO SOY") y el Cristo que late en sus corazones. Entonces, ese Cristo, expandiendo sus direcciones a través del cerebro, da iluminación al yo externo e irradia luz al mundo que los rodea.
¡Ni siquiera todo el silencio del mundo puede lograr la victoria cuando no se silencia la lengua! ¡Ni siquiera todas las palabras del mundo logran la victoria cuando esas palabras solo provienen de la vestidura de carne!
Así llegamos, nuevamente, a la enseñanza (extremadamente simple) del Camino del Medio: la combinación del uso constructivo, sabio y poderoso de la palabra cuando es necesario, y la restricción en el uso de esas palabras cuando es requerido; mantener el silencio cuando la necesidad de paz, curación o protección es evidente para el chela avanzado, o pronunciar la Palabra de PODER en la atmósfera cuando se requiere controlar la conciencia humana y la mente de la vida elemental.
Extracto del libro "Camino del Medio" del Señor Gautama.
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La Luz está compuesta por "Siete Rayos" de diferentes colores; esto lo comprobamos al descomponerla con un prisma o cuando, de forma natural, se forma el arco iris en el cielo. Todo lo que Es, existe, vive, suena y tiene LUZ; y cuando esta LUZ se descompone, produce colores.
El color es un efecto físico producido por diferentes longitudes de onda del espectro electromagnético de la Luz. Cada color emite un magnetismo capaz de conectarse con sonidos, virtudes y cualidades constructivas de la energía de la "Totalidad de la Vida", el "Ser Universal" o "Dios". Cada color atrae o contiene un "Aspecto de la Vida" y emite esa cualidad, que es uno de los "Siete Rayos". Dios es Luz, y cada uno de los Rayos que componen esa Luz es un "aspecto de la Totalidad de la Vida" o Dios. "Todo lo que es de Dios está en todas partes, en abundancia, dispuesto a que lo usemos inmediatamente".
Azul: Es producido por el hidrógeno solar; concentra y proyecta la energía del Poder y la Fuerza.
Dorado o amarillo: Es producido por el hidrógeno solar; concentra y proyecta Sabiduría, Consciencia, Inteligencia, Iluminación.
Rosa: Es producido por el oxígeno terrestre y genera la capacidad de cohesionarse con elementos de toda índole, con seres de todos los diversos estados de consciencia.
Blanco: Esta energía genera la capacidad de trabajar con elementos químicamente puros o sin mezclas, armonizándolos.
Verde: Es producido por el hierro solar; su irradiación electromagnética hace que se perciba Vida y veracidad.
Naranja: Esta irradiación trae implícito el suministro energético capaz de que la sustancia primordial nunca falte en ninguna parte del universo.
Violeta: Es producido en la Tierra por el calcio solar. Este último fue descubierto como los Rayos Ultravioleta. Con su descubrimiento, el planeta entró bajo la radiación de este Rayo, que científicamente es capaz de transformar una condición en otra, como por ejemplo, curar el cáncer y otras enfermedades.
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Vaciarse es la condición para poder estar en el Vacío; es desocuparse de lo tóxico, las opiniones, la competencia, la ambición; ser realmente libre, sin ataduras internas ni externas.
Uno puede vaciarse al colocar la mente y los sentimientos en el “Ser Interno”, y realizar esta afirmación: “YO ME VACÍO DE TODOS LOS PROBLEMAS. YO NO ESTOY EN EL PLANO DE LA LUCHA. YO NO COMPITO NI DESEO NADA. YO SOY LIBRE DE TODO TIPO DE ATADURAS”.
Vaciarse es el más grande de todos los Poderes, las Fuerzas, las Sabidurías, los Amores, las Armonías, las Verdades, los Misticismos, las Devociones, las Transmutaciones y los Perdones. Vaciarse es la liberación más avasallante, el Rayo Violeta en su expresión última. Cuando existe un verdadero “Vacío”, hay una real transformación.
Vaciarse es no juzgar ninguna cosa con ningún calificativo, quedarse en silencio y desaparecer ante el mal, logrando que este no afecte.
Cuando nos vaciamos, nos desocupamos de todo lo creado, de la ilusión de la materia, de la marea del mundo emocional, del ruido que causa la barahúnda de los pensamientos y la lucha por las cosas.
Es preciso vaciarse para trascender, para comprender lo “Lo Absoluto”, el “Ser Universal” o Dios más allá de la materia, las emociones y la mente.
Vaciarse es liberarse de los agregados del “yo personal”, desocupando la memoria de todos los recuerdos que petrifican y fragmentan, ya que el pasado es la muerte, no se puede modificar.
Extracto del Libro “Principios Metafísicos”, de Rubén Cedeño.
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El “Estado de Gracia” es vivir con las cualidades divinas que hacen espiritual, buena, sabia, amorosa, hermosa, armónica, apacible y compasiva a una persona, de acuerdo con el “Concepto Inmaculado” y el “Plan Divino de Perfección”, sin enfermedades, sin conflictos ni problemas.
Tú tienes todo el derecho del mundo de vivir en “Estado de Gracia”; solo hace falta que lo pienses, lo sientas, lo decretes y lo aceptes como un “Derecho Divino” que el mismo Padre te ha dado.
Los Santos, “Maestros de Sabiduría”, Ángeles y Arcángeles viven en “Estado de Gracia”. La práctica de la “Enseñanza Espiritual”, el perdonar, los pensamientos y sentimientos positivos o constructivos, la música apacible, los gratos aromas y vestirse o rodearse de los colores del arco iris conducen al “Estado de Gracia”. Para que siempre permanezcamos en “Estado de Gracia”, digamos: “Yo Soy y vivo en Estado de Gracia”.
Ante cualquier situación conflictiva, reconoce cuál es el “Estado de Gracia” en ese escenario y decrétalo.
Extracto del Libro “Pilares de la Metafísica”, de Rubén Cedeño
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