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Actualmente, la Madre María, en su misión cósmica, se encarga de sostener el “Concepto Inmaculado” para todo lo que se realice en la Tierra. El “Concepto Inmaculado” es el patrón de perfección que existe para cada actividad, deseo o pensamiento que se tenga, y se puede invocar para que todo lo que se haga, resulte perfecto. Ella también se encarga de moldear el corazón físico de todos los seres humanos, cuida los embarazos de las madres, asiste personalmente a los partos y protege a los niños recién nacidos; vela por la raza del futuro, para que cada día se procreen cuerpos más puros, capaces de ser habitados por espíritus evolucionados.
La Madre María se hace presente en el ir y venir de las olas; en el canto del agua de las fuentes, ríos y manantiales; en el silencioso verdor de las montañas y en el amor que existe entre todas las cosas; también en cada lágrima y sonrisa que una madre derrama por su hijo, y en toda oración que ella haga por este. La Madre María se deja vislumbrar en las devociones sinceras que millones de seres le tributan diariamente. Su trabajo cósmico es tan grande que todos sus fervientes amantes deberían convertirse en servidores de la causa de la Luz y vivir bajo el prodigioso manto de Su Misericordia Divina.
En los dos mil años de Era Cristiana, múltiples acontecimientos de matiz milagroso han sucedido por amor y devoción a la Madre María; entre estos se cuentan sus apariciones. Juzgar la veracidad de estas no nos concierne, pero no podemos dejar pasar por alto que algunas apariciones y revelaciones de la Madre María han tenido, y tienen, gran significado en la vida de los pueblos, en el desarrollo espiritual de muchas personas y todavía un alcance más lejano.
Extracto del Libro “Curación Metafísica”, de Rubén Cedeño.
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Mayo 2023
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